Hoy en día es difícil no conocer a alguien que sufra parkinson. Día a día la incidencia del parkinson se incrementa de forma preocupante, pero afortunadamente tanto el tratamiento médico/farmacológico como el crecimiento de la Fisioterapia neurológica hacen que la calidad de vida de los afectados sea mucho mejor que hace poco tiempo.
Introducción
La enfermedad de Parkinson viene provocada por un desorden paulatino ,que se convierte en crónico, de aquellas zonas de nuestro cerebro que controlan el sistema motor generándose la incapacidad para controlar movimientos voluntarios.
Se desconoce la etiología del parkinson ( causas que provocan la enfermedad )
En esta enfermedad se dan una combinación de síntomas:
- Temblor
- Rigidez
- Acinesis: Dificultad o imposibilidad de efectuar movimientos determinados.
- Bradicinesia: Enlentecimiento o pobreza de movimientos.
- Ajustes posturales anómalos sobretodo en estadíos avanzados.
- Ansiedad, depresión e insomnio.
- Expresión facial disminuida
- Estreñimiento debido al enlentecimiento de la musculatura intestinal y abdominal.
El temblor del parkinson consiste en movimientos rítmicos del pulgar y los dedos con una frecuencia de 3-6 ciclos por segundo que se asemejan al movimiento de contar monedas. Este temblor disminuye significativamente durante el movimiento voluntario.
Diagnóstico
El diagnóstico del parkinson es fundamentalmente clínico y difícil de identificar en un estadío temprano. Se confirma a través de un TAC que detecta lesiones cerebrales en el mesencéfalo.
El tratamiento del parkinson se puede dividir en tres vertientes:
- FARMACOLOGICO: Aquellos más pautados son los derivados de la levodopa, bromocriptina, selegilina y anticolinérgicos.
- QUIRURGICO: Solamente se emplea en un número reducido de pacientes ( en torno a un 5% ) ya que los criterios de inclusión para la intervención son muy precisos.
- FISIOTERAPIA Y TERAPIA OCUPACIONAL: Afortunadamente crece exponencialmente el papel del Fisioterapeuta en esta enfermedad. Su papel es fundamental en el mantenimiento del tono muscular, de las funciones motoras y actividades de la vida diaria, así como en la disminución de la rigidez.
Estas tres vertientes terapéuticas deben complementarse a la perfección ya que el parkinson no tiene una cura como tal, sino que el tratamiento va encaminado a enlentecer al máximo el avance de la enfermedad y sus síntomas.
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